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¿MITO O REALIDAD?

 
     Cuando estamos en desempleo estamos más tiempo en casa y son más habituales las visitas al frigorífico o la despensa, consecuencia de la situación que vivimos. Luego nos viene el sentimiento de culpabilidad por el atracón.

     Somos muchos los que cada vez recurrimos a modificar nuestros hábitos alimenticios en busca de una mejoría en la salud, intentando evitar así un aumento de peso por acumular grasas que a la larga nos provocan enfermedades como diabetes, hipertensión, obesidad, dolencias cardíacas y muchas más, derivadas de un desequilibrio nutricional. 

     Nos vamos dando cuenta que satisfacer el deseo, la gula, a través de darle a nuestro cuerpo aquellos alimentos y bebidas que más le apetecen no es el camino adecuado para tener una vida felizmente saludable. Una vez nos proponemos un cambio en nuestra filosofía de vida, tal vez por algún problema de salud propio o de alguien muy cercano, entonces nos encontramos ante una encrucijada, ¿Es sano todo aquello que nos “venden” como tal?

     Como quiera que la ciencia avanza y va descubriendo propiedades nuevas en los alimentos o remedios que nos ayudan a enfrentar antiguas o modernas dolencias, es clave estar al día de las nuevas investigaciones, pues lo que antes se consideraba un hábito poco saludable ahora puede resultar que si lo es, o viceversa.

  Hay revistas que publican diariamente noticias sobre los diferentes descubrimientos científicos en materia de nutrición y salud. En diferentes partes del mundo, diversos estudios de Prestigiosos Laboratorios, Universidades o Equipos de Ciencia nos aportan nuevos datos sobre un alimento, medicamento, remedio o hábito diario que lo convierte en héroe o villano en relación con cierta enfermedad o dolencia común.

   Cuando hay consenso en el mundo científico no tardan las autoridades sanitarias nacionales e internacionales en hacerse eco de estos grandes descubrimientos. Pero, ¿qué ocurre cuando la información no es políticamente correcta?

    Es importante escapar de los falsos mitos sobre alimentación. Mejor no aceptar verdades absolutas, “Comer mucha fruta es sano”, “las grasas engordan”, o “la dieta debe basarse en los carbohidratos” y cosas por el estilo que no se corresponden con la actualidad científica, veamos que hay de mito o realidad en alguna de ellas.



      Estudios demuestran que consumir grasas saturadas No provoca problemas cardíacos. Según este estudio ha sido uno de estos mitos que duran años y años, aun cuando la ciencia moderna sabe que son otros hábitos alimenticios, como tomar muchos carbohidratos o azucares y consumir grasas-trans presentes en los aceites hidrogenados, margarinas o mantecas vegetales, los afectan directamente a la salud del corazón.

     Otro mito muy extendido es el de Comer mucha fruta es bueno, pero ¿qué hay de mito y qué de realidad? Cierto es que la fruta es sana, por supuesto, pero como todo, en exceso no es saludable, produce un aumento del índice glucémico.

     Referente a la fruta y a la alimentación en general hay muchos mitos, unos son realidad y otros no, en mi fanpage cada semana la dedico a un alimento y los jueves en concreto a desvelar mitos. ¡Visítame encontrarás sorpresas!

     Para terminar el post de hoy os dejo un resumen en una gran frase. 




María José Ruiz Vázquez Bióloga, Nutricionista y miembro del Grupo Investiga y Acción 2.0

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