Nº Visitas


INTELIGENCIA EMOCIONAL Y DESEMPLEO.

Estas dos próximas semanas quiero abordar, de modo práctico, una reflexión que plantea el diario " Digital de Extremadura" acerca de la inteligencia emocional y el desempleo. Por experiencia propia, desgraciadamente, conocemos que la falta de actividad laboral nos puede provocar estados emocionales que no deseamos. Una situación de desempleo de larga duración, puede implicar en quienes nos encontramos en búsqueda activa de empleo a que descuidemos hábitos tan fundamentales como el sueño, la higiene, la comida, las relaciones sociales o incluso, puede desarrollar comportamientos de carácter adictivo. Es un deterioro definido por la OMS como Bio-psico-social.
Personalmente puedo decir que he experimentado dicho abandono en lo que respecta al sueño y a la comida con las negativas consecuencias derivadas de ello tanto en uno mismo como en sus familiares.
 Cuando llevamos mucho tiempo sin encontrar empleo, asimilamos erróneamente ideas negativas sobre nosotros mismos. Estoy casi convencido que todos quienes llevamos sin trabajar algún tiempo lo hemos hecho, al menos, en algún momento de nuestra búsqueda laboral.
 Debemos asimilar las habilidades que hacen falta para no sentirnos así y variar esos pensamientos negativos, a pensamientos positivos, para ahorrar energía y utilizarla para metas más fructíferas y rentables.
 La pérdida de empleo produce una percepción de “posición social” no valorada y este hecho, unido a la carencia de habilidades sociales, puede producir un sentimiento de inferioridad ante otras personas que sí trabajan y que, al tener un sueldo, tienen mayor nivel adquisitivo. Todo ello implica que quienes estamos en búsqueda activa de empleo veamos nuestra autoestima afectada negativamente, con efectos no deseables para nosotros.  Como desempleado en algún momento he percibido autoprogramado el fracaso en mi búsqueda de empleo estimando que mis destrezas no son las que se exigen en el mercado laboral; más de una persona en paro nos hemos considerado responsables de nuestra situación laboral.
Aquí la inteligencia emocional juega un papel importante puesto que las habilidades sociales que aprendemos con el uso de la misma es precisamente, para que, emociones tales como la ira, ante esa situación de desempleo, no nos conduzca a un comportamiento depresivo, si no a una sensación de aceptación para poder encarar la situación y cambiar actitudes erróneas. En algún momento de nuestra búsqueda de empleo, ello nos ha causado sentimientos positivos y una mayor tendencia a lograr nuestras metas laborales.
 Quienes estamos en desempleo debemos priorizar la toma de conciencia del propio estado emocional, conocer nuestros puntos fuertes y descubrir como desarrollarlos. Tramitar las propias emociones, nos puede ayudar a aprender a diseñar tácticas realistas, para lograr nuestras metas laborales. Debemos instruirnos en motivarnos con emociones que nos proporcionen positivismo, y eludir una deformación de  la percepción real. Nosotros mismos tenemos que solucionar la situación y llegar a creer que vamos a lograrlo, acompañándonos de paciencia, garantía de persona emocionalmente inteligente, que nos confirma proceder con calma, y con esa energía, orientada al logro deseado. La queja es lícita pero no nos resulta rentable. Solamente nos sirve para malgastar energía en algo que no nos va a ayudar y  esa energía, debemos usarla para objetivos reales y positivos.
 Para concluir es interesante que reflexionemos sobre el hecho de que las personas, valemos por lo que somos, no por lo que hacemos, o por un estatus social que posibilita el derecho de un puesto de trabajo. Si somos emocionalmente inteligente, debemos pensar que las fuerzas están dentro de nosotros y no permanecen fuera de nuestra vida.





Comentarios

Publicar un comentario