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¡LA DIETA PERFECTA!



     En un post anterior definí lo que se entiende por Dieta, e imagino que como yo, la mayoría de las personas nos hemos preguntado alguna vez cuál es la dieta perfecta o la mejor de todas las que hay en el escaparate de la alimentación saludable. Hay gente con una salud y un físico admirable que sigue dietas muy diferentes: macrobiótica, crudivegana, paleolítica, vegana, vegetariana, frugívora, flexiteriana, ayurvédica, de eliminación, antienvejecimiento, alcalina, del grupo sanguíneo, de 1.800 calorías, de tipo metabólico, sin gluten… Y aún podríamos citar cien más.

     Cada dieta tiene seguidores y defensores detrás, y cada una la avala algún médico o científico que defiende sus beneficios porque él mismo la sigue o ha visto resultados increíbles en pacientes o clientes. Pero eso no quiere decir que aquella dieta sea la buena y única para todo el mundo, solo que es el tipo de alimentación que se ajusta a las necesidades únicas de aquella persona en un momento determinado. Pues ni tan solo un mismo tipo de dieta es igual para dos personas ni para una persona para siempre sin ajustarla en algún momento, ya que hay factores que cambian, como la constitución, la condición interna y el estado de salud, los gustos personales, la actividad física, el clima del lugar donde vive, e incluso la procedencia étnica o las tolerancias y/o intolerancias alimentarias.

     De la profundización, estudio e investigación de las más de cien dietas, se pueden extraer unas conclusiones y premisas básicas de lo que debemos hacer si queremos tener una buena alimentación saludable más allá de teorizar demasiado, hacer clasificaciones y pensar en exceso en lo que se debe comer. Las condiciones básicas que debe tener una dieta saludable son las siguientes:
  1. Debemos eliminar o reducir al máximo cualquier alimento refinado. El azúcar no es solo lo que se añade al café, sino también los alimentos que llevan (salsas, refrescos, dulces convencionales…) y los que se convierten en azúcar una vez en la sangre, como el alcohol y los carbohidratos rápidos refinados.
  2. Debemos eliminar los alimentos procesados que se compran en el supermercado convencional y reducir al máximo los alimentos envasados. Eso incluye los platos preparados listos para el microondas, las pizzas congeladas, los nuggets de pollo, los helados, las salsas con azúcares, colorantes, conservantes o grasas trans (hidrogenadas o parcialmente hidrogenadas), las bolsas de patatas, los sucedáneos de lácteos con azúcares o edulcorantes añadidos o desnatados, y los alimentos que intentan ser otro alimento a base de refinar y procesar alimentos naturalES.
  3. Si compramos un alimento envasado debe contener el mínimo de ingredientes posibles, debemos poder entender y saber qué son, y ninguno debería ser azúcar. Si dudamos, mejor no consumirlo.
  4. Debemos comer más verduras, y muchas de hoja verde, las que más ayudan a prevenir y curar enfermedades, quemar grasas, eliminar toxinas y alcalinizar el organismo.
  5. Debemos priorizar la calidad siempre por encima de la cantidad; sobre todo cuando compramos alimentos de origen animal. Ni que decir tiene que los productos ecológicos son mejores por naturales, pero hay veces que por cuestiones económicas no nos lo podemos permitir, desde aquí quiero alzar mi voz para que haya una equiparación en los precios e incluso que se favorezca a los agricultores ecológicos.
  6. A lo largo del día o la semana debemos comer alimentos de diferentes colores porque tienen antioxidantes diferentes que ayudan a prevenir enfermedades. Como dice Odile Fernández, autora de Mis recetas anticáncer, debemos hacer una dieta “arcoiris”.
  7. Debemos tener una actitud activa y proactiva ante la alimentación. Si os gustan mucho los dulces o algún tipo de alimento procesado poco saludable, hay que buscar una alternativa saludable para hacer en casa.
  8. Debemos masticarlo y comerlo todo con conciencia. 
  9. En caso de patologías o desajustes de salud, no hay que automedicarse, ni con medicamentos convencionales ni con superalimentos (espirulina, maca…), sin la guía de un profesional de la salud de confianza.
     En resumen, cualquier DIETA SALUDABLE, que es la que podemos mantener a lo largo del tiempo como un estilo de vida que nos permite tener salud y un peso conveniente, debe estar basada en alimentos frescos, de temporada, mejor ecológicos, sin procesados ni refinados, fáciles de digerir y respetando las necesidades reales y fisiológicas de cada cuerpo, que es único e irrepetible.


María José Ruiz Vázquez Bióloga, Nutricionista y miembro del Grupo Investiga y Acción 2.0

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